Es curioso escuchar como algunos de nosotros nos avergonzamos de algunas funciones biológicas esenciales para nuestra supervivencia como seres humanos. A veces olvidamos que muchas de estas funciones les tomo millones de años desarrollarse e incluso fueron claves en la evolución de las especies que nos dieron origen.
Hace 20 millones de años en este mundo los humanos no existían, ni siquiera la especie de pro-simios que le daría origen se había desarrollado aun. Ellos, esos antecesores de primates vivían una vida arboricola y su supervivencia nos marco como futuras especies. Desde aquello que comían hasta su conducta sexual, nos lo heredaron a través de nuestro ADN y de ese lugar hasta ahora todas los factores medioambientales que los modelaron quedaron grabados en nuestro Genoma.
Nuestra conducta sexual es producto de esos siglos de evolución, eso que tanto nos avergüenza y nos asusta, esas conductas que llamamos de maneras peculiares porque en el fondo nos exita y vuelve locos es producto de milenios de lenta evolución, de una selección brutal que mato a miles de individuos y solo dejo existir a unos pocos. La sexualidad y su forma actual es producto de esos tiempos brutales. La propia exitacion es producto refinado de la evolución, de un proceso refinado y brutal pero que al final dio origen a la vida que existe actualmente.
El simple acto de defecar que tanto nos asquea es un producto altamente refinado de la evolución, la digestión fue un gran hito de esta larga carrera evolutiva y permitió a los primeros animales evolucionar a formar más complejas. Sin este acto de comer-defecar la evolución no hubiese ocurrido y nosotros jamás hubiésemos pisado este maravilloso y variado mundo. Y a pesar de que nuestra miríada de instintos nos mantuvieron vivís por millones de años los despreciemos porque están en contra de nuestras limitadas ambiciones humanas.
Quizá la propia naturaleza aun necesito desarrollar los mecanismo de equilibrio que una colmena de simios necesitaría para sobrevivir, y debido a que somos criaturas muy nuevas la naturaleza no tuvo aun tiempo de crearlo. Como colmena humana somos una criatura masiva y brutal que busca sobrevivir en un mundo que considera dominado por el intelecto.
Nuestro intelecto fue el virus que la naturaleza jamás hubiese podido prever o calcular, esta criatura masiva que es el ADN y que en su peculiar inteligencia aun lucha por controlar. Nuestros instintos están hechos para que aunque a veces podamos negarlos siempre ganaran y terminaremos haciendo aquello que es biológicamente necesario.
Es gracioso escuchar a esa parejas que afirman con gran convicción que no desean tener hijos y que jamás los tendrán pero que felizmente se entregan al sensorialmente delicioso acto de frotar sus genitales, afirman que los hijos no son necesarios en un mundo tan poblado pero aun así copulan como conejos. Apenas se dan cuenta que el ADN en su infinita paciencia y sabiduría siempre cuenta con que un pequeño error les hará concebir, algo mínimo permitirá a la vida continuar y seguir existiendo eternamente en este mundo o tal ves otros. Y aun cuando falle en usar a sus vehículos, el propio acto de negarse a reproducirse es un acto de selección, y aquellos machos o hembras que se nieguen a reproducirse sembrarán su propia extinción, su muerte al final hará que ese mismo acto o defecto genético que les llevo a tomar esa misma decisión desaparezca del genoma humano, ese preciso gen que permitió por error al vehículo del ADN elegir su extinción desaparecerá y por ello no afectará al resto de la raza humana. Es por ello que en el futuro solo los vehículos dóciles serán los que sobrevivan y se conviertan en el futuro de la raza humana, si los machos o hembras humanos prefieren su bienestar al de su especie su recompensa será la cruda extinción de su genoma. Por cada hembra o macho que se niega a reproducirse habrá otro que lo reemplace y es por ello que el ADN como un dios sabio jamás no recriminara nada, jamás nos juzgará por nuestras malas decisiones, solo nos recompensará con el regalo mas grande y es el de la sobrevivencia.
El ADN como vemos es una criatura sabia e infinita, que desde su origen no ha cesado de crecer y que de existir como una criatura viviente seria la mas grande muestra que la evolución siempre buscara los vehículos más simples y efectivos, la naturaleza no tiene tiempo para tonterías y siempre buscara a un vehículo dócil para su supervivencia. Seria el ser viviente de escala planetaria mas masivo que conocemos y tal ves su origen sea más antiguo de lo que pensamos, tal ves una criatura que sabiamente a podido aprender a sobrevivir aun a la destrucción de los mundos en los que ha prosperado y continuar existiendo en otros mundos con nuevas formas adaptadas a esos ambientes. La eternidad es pues una recompensa a ser adaptable y paciente y el ADN ha probado esto a lo largo de los eones. La paciencia que los eones han dado a esta magnifica criatura seguramente han modelado esos comportamientos tal como la evolución ha modelado nuestra conducta.
Y por cada violación, asesinato, conquista brutal y dominación de un grupo humano a otro, una criatura oculta fue la gran victoriosa, una criatura gano con cada uno de esos actos que consideramos reprobables, el ADN consiguió un nuevo vehículo para su infinita expansión, poco le importo nuestra debilidad, tristeza o impotencia, y en el gran esquema de las cosas nuestras emociones al final poco importan, al final de los milenios lo que somos y lo que representamos muere con nosotros pero el ADN sigue vivo y continúa siendo inmortal en nosotros y en nuestros mismos cuerpos.
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